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Mostrando entradas de marzo, 2013

El ocaso del rey...

Aquí pues  lejos de tener mis facultades mentales;  más lejos todavía  de poder distinguir al amigo del enemigo,  en este lugar abandono las armas. Renuncio a la lucha ,  me despojo de mis vestiduras para que la batalla final se lleve mi cuerpo. Las venas presionan  para escapar de la piel,  los ojos se vuelven vidriosos,  allá vienen los que una vez amé,  su boca pide sangre para saciar al río interno. Todo lo que juré ser,  se convirtió en polvo para morir en las manos del viento. Viví mirando el cielo,  cuando las estrellas estaban a mi lado. Me venció el poder,  lo dejé que atara mis manos, el ideal supremo murió en la copa de oro en las que cabían todas las lágrimas. Ahí vienen  huelo su sed de venganza,  Los condené.... Estoy realmente solo empiezo a sentir como me  abraza la muerte y como vienen a mí el recuerdo de   todas las personas que olvidé. La última foto de mi vida,  veo al hombre ser devora

La piedad ...

La piedad barre la mente para esparcir a los costados,  las esquirlas del recuerdo. Fue un golpe,  quien sabe, dos quizás,  y todo eso bastó  para que la pared de arena se derrumbe con tan solo un eco... Después el silencio...  Tan recalcitrante  como mirar a los ojos de la traición,  que baila como una pluma en el aire meciéndose en las partículas de tu adiós.. Ahí están, las pocas fotos de la época de oro,          Quemándose. Es el humo que dibuja el último beso? A penas, un soplo puede bastar para morir, A mi se me fue la vida, Y persisto  sin saber por qué...

Teoría del instante

Era una tarde, paspada de una matinal incoherencia que dejaba los abrojos abrazados a la ropa estrenada la noche anterior. Cayó, en la parte más espinosa y dolorosa del monte; su mente volaba por mil lugares, su cuerpo todavía estaba en la tierra,  se lo hacía notar con punzadas que cruzaban de pies a cabeza, con moretones en su rostro y debajo de la rodilla.  Los dos gramos de voluntad que le quedaban, los usó para levantarse, y en ese momento sintió que su cabeza iba para un lado, y la mente para el otro, respiró profundamente, empezó a cobrar la compostura. A diez metros, la primera y unica bicicleta de su vida, amiga de mil batallas, no lo ayudó en esta. Muerta estaba la bestia de fierro, ningún milagro la haría volver a su lado. Cuando recobró la conciencia por completo, la inmensidad del monte se hizo dueño de su aura,camino tanto, que el cansancio terminó por derrumbarlo de nuevo, antes de cerrar los pàrpados se preguntaba por que era tan grande el monte que solía visit

Adelante...

Me olvidé de lo que tanto me hacia falta.  No era ausencia de corazón,  era su supremacía.  Tenía rabia, no hablaba, hasta que  lo hizo una vez, y el mundo  saltó por los aires. Por una vez el mundo miraba absorto su latido,  al fin alguien pudo entender que para estar en paz,  primero el corazón tiene que abrir  de par en par sus puertas. No corrió sangre,  la piel permaneció intacta,  no hubo llanto,  ni siquiera en la foto se encontró la lágrima. Solo bastó que el corazón hablara. Tanta sombra tenía el alma,  que al fin de cuentas bastaba con una sonrisa para decirle al mundo que se había acabado nuestra historia....

Baldosa Floja...

La tarde tejía un silencio perfecto, en las pocas hojas que dejaba el otoño, la radio siempre estaba en el mismo lugar, "Brothers in arms",  daba tumbos en el aire como para sostener el alma, mientras el cuerpo yace, al borde de la cama. En la esquina de la pieza, una ventana, mil sombras, todas hablaban, pero no entendía. Los esfuerzos eran en vano, una fuerza de más, un latido menos. Estaba muerto? Una sombra custodiaba el rostro con una caricia que poco a poco iba apaciguando sus párpados. Desde lejos, sosteniendo la puerta entreabierta estaba José.  Vaya a saber uno que hacía, no gesticulaba, no parpadeaba, solo miraba atónito la sangre que brotaba del cuerpo, a la altura del pecho. Tal vez lo miraba, o tal vez no, con mi mirada le gritaba "Ayuda", el seguía igual, boca abierta mirada estupefacta. De pronto vino una luz, y la luz trajo un arma, luego, vio como la bala de una 9mm venía a su pecho.  Quiso pararla, no pudo hacer nada; el tiempo se detuvo

Qué se hace...

Qué se hace cuando se está ante un sueño nada,  se calla la boca para no meter la pata,  el silencio ahonda en lo perfecto de su piel. Qué se hace cuando ese sueño viene hacia vos,  no se puede hacer nada,  uno se queda impávido  esperando que se le meta en las venas y corra como la sangre. Desde el primer instante que paso por mi vida,  estuve condenado amarla,  con mi piel, con la mente,  con mi poesía. Tal vez no signifique nada para el mundo,  pero para mí lo es todo. Yo quise tener una vida tranquila,  sin embargo el mundo te trajo a vos,  para que mi corazón ande dando tumbos en el aire.

SÚPLICA.

SAL DE AHÍ,  DETEN EL TIEMPO CON TUS MANOS,  Y DIBUJA EN EL CUERPO EL CORAZÓN QUE YA NO HABITA. SOY UNA PROSA SIN SENTIDO,  LAS PALABRAS MURIERON  EN EL ADIOS,  QUE TU LÁGRIMA MARCÓ EN EL ÚLTIMO ACORDE. QUISIERA MORIR EN LA CITA  QUE  TODAS LAS TARDES  TIENE EL SOL CON TU CUERPO;  EN LA NATURALEZA MISMA DE LA MISERIA,  A VECES ENCUENTRO LO PERFECTO... VEN,  RECORRE MIS MANOS  CON TUS DEDOS, Y ENSEÑAME A DONDE VA LA VIDA. DEJA QUE LA SOMBRA SE LLEVE LA HISTORIA,  Y QUE TUS LABIOS  ASFIXIEN EL PASADO PARA QUE MI BOCA  SUEÑE CON EL FUTURO EN LAS ESTRELLAS.

Reyes de la suerte...

Reyes de la suerte,  el sol planeaba sobre la frente de la fe sin resorte, como la mueca  que no se olvida facilmente. Y que importaba si volvia mil veces el dolor,  lejos caian las balas que rebotaban en el espíritu. Sin creer ellos bastardearon a los dioses,  cruces de terciopelo que venció la ausencia,  como aquella samaritana que bailo desnuda, y enmudeció a la luna. Tanta felicidad,  sin importa lo que sintiese,  el amor, la fe,  el dolor la propia muerte...

Somos...

Corazón no queda para seguir latiendo,  hay piel pero es mordida y en su interior no hay sangre. En el segundo, las milésimas  asesinan el presente y todo queda atrás,  muy atrás... Quiénes son los que escriben la historia los que anteceden al tiempo la miseria, todos olvidan ninguno pronuncia que la vida se vive con los pies en el firmamento No queda la voz,  se la llevó el viento,  vestida de blanco con cadenas de oro  marcando su cuello. Aun se ven en la sombra mas adusta de la rosa, como la soberbia arrastraba la última cuerda a la perdición. Somos el último sonido del beso que no fue, somos prisioneros del alarde que alguien fabricó para rendirle culto. El hombre es preso de la conciencia para dominar a un mundo que no creó...

Jamás amaré de esta manera

Jamás amaré de esta manera  con este silencio perfecto,  dime si escuchas algún lamento,  el río va por dentro. Tan precavido que aun arrastrándose nadie puede encontrarle  al camino la huella. Tan sano que la piel no tiene grietas. La estrategia es perfecta, a los párpados no se les puede dibujar una lágrima,  tu nombre no hace mueca en mi historia,  la ausencia no sabe mis cartas. Jamás amaré de esta manera, puedo fingir,  sonreír mirarte a los ojos,  y jamás sabrás que solo tu nombre hace que mi corazón deje de latir. Esta estrategia tiene sus bemoles,  pero eso solo lo sabe el alma  puertas adentro.

Inocencia.

Su inocencia me trajo su amor,  después la noche hizo el resto;  eramos dos perdedores  que desafiaron el sonido del viento. Una chispa fue abrazada por una lágrima,  el amor encendió a la sombra  que vestida de blanco  tambaleaba en la luna,  fue un beso, el principio de la única noche soñada. No había nada que perder,  por que todo estaba perdido,  no había que sonreir por que la risa se había ido,  era un cuento,  tal vez el más fragil,  pero tenía un final,  y era perfecto el amanecer nos iba encontrar desnudos,  besándonos,  mezclando los secretos  con la piel  que tu mueca le robó a la luna...

Sin fe.

La tarde reposa en su ausencia,  las nubes ocultan el temor del griterío  infernal,  nadie lo puede tapar. Tus pasos pueden ir hasta el infinito,  pero el eco jamás volverá. El recuerdo es tan débil  que el otoño  no puede calzarse su traje para bailar en la hoja más amarillenta,  nace, vuela y muere en la madera más aneja. Puede ser un jueves  que toca la puerta,  o tal vez la misma ausencia pasea gratis mi memoria  los siete días de la semana,  sin cobrar si al final,  termina ganando. Yo lo di todo,  sin embargo la tarde sigue su curso,  sin alma,  sin tiempo sin fe.

Merecer la vida...

Morimos a cada instante  en el silencio  que se lleva el sol cuando se acuesta a dormir. Somos prisioneros del tiempo que el sistema nos impuso. No creamos repetimos y  en cada repetición muere un poco de nosotros mismos;  muere nuestra fe,  el sistema devora al sistema. La rutina bebe tus lágrimas,  quieres explotar,  no puedes la rueda sigue girando en el sentido que no querés. Morimos y resucitamos,  para volver a vivir lo mismo. Sin chistar corremos al norte,  en vez de lanzarnos en los brazos fuertes del sur. Derrotados, perdedores,  inútiles, te pueden llamar del mil formas,  tengamos la dignidad con el último aliento de merecer la vida no la muerte.

Desafío de enfrentar a los dioses.

Navegó por la sombra mas adusta de la luna,  alcanzó a mentirle al sol para que no destrozara su piel. Escapó?  tal vez,  pero la estela que dejó tiene el aroma a rosas muertas,  ese otoño  que sin piedad se incrusta en el horizonte. Un barco bordado con madera añeja,  un par de pinceles,  para dibujar en el aire un pensamiento,  los demonios abrazaban sus recuerdos,  ellos quedaron,  el quizás escapó... En las noches en las que dios duerme,  el hombre suele blasfemar desde la estrella mas cercana el desafío de enfrentar a los dioses.