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Mostrando entradas de marzo, 2017

Eslabones.

El primero estaba desde siempre, a veces embarrado otras brillaba, pero petrificado ante la soberbia humana. El segundo estaba pendiente de un árbol, ciertos atardeceres era visto bambolearse al compás del murmuro de la gente que nunca lo veía. El tercero se escondía en las nubes, lo aterraba la posibilidad de ser visto. El cuarto vivía en el fondo del  mar, acostumbrado a conversar con peces y algas. Estaban desglosados. Reinventaron su historia. Entrelazados escribieron el mejor cuento: Hay cadenas que nunca deben oxidarse,

Señora y Señor.

El cielo siempre fue reticente a la lluvia, sin embargo, ningún pañuelo puede contener la rabia, la desdicha o el dolor del tiempo. Cuando las gotas golpean el techo quizás dejen alguna historia, cuando tocan el alma es por que quiere enseñarnos algo. Cada amanecer es una oportunidad caminarás unos pasos hasta la puerta, en tu cara el viento avivará tus cicatrices no importa, el mundo nuevo espera. Toma del mundo lo que necesitas, llora lo que quieras para romper las cadenas, la señora luna te llevará de la mano y el señor sol pintará para tí miles de historias.

Mi boca.

El destino cruel,  la mirada desafiante todo va a parar a la ruina azul de un tren fantasma. Si ya tanto se dijo, por qué la locura es una perorata infernal, el alma es intrínseca, está dispuesta a luchar para no ahogarse. Toda utopía descansa antes de seguir, pero en el responso las nubes escriben palabras y esas palabras se transforman en amor. En la tormenta la calma pierde su virginidad, en el sinuoso camino del vivir mi boca si quiere puede gritar mas fuerte que mil bocas juntas. 28/3/2017

Está cerca.

El xenofobo concierto del mundo, la insoportable pavada de la siesta tan curtida se va la piel a recostarse sobre la ventana pintada. A través de ella por que nunca pudo con ella, bravuconadas a los recuerdos que giran como las hojas del árbol sobre la calle. Revivir el pasado solo si puedes transformarlo, el dolor de las manecillas es punto de partida, al atardecer secarás tus lágrimas si puedes vivir sin ataduras. Las estrellas viven para algo mas que ser admiradas, los latidos del futuro están cerca, vive sin cruces la inmensidad de la utopía esta cerca.

A cada momento...

Eliges,  a cada momento,  a cada paso, la vida te obliga a decidir. Vos sabes, si aplicar la visión putrefacta del absolutismo, o la renovadora fe surrealista que se cansó de vivir en la trinchera. Eres carne que viene del polvo, hacia el polvo vas. Tu misión en la vida es escapar del sonido que te lleva como una rata por la calle. Los latidos del corazón resuenan en la eternidad, no hay hogar que merezca guardar nuestros deseos. El mundo se cansa de sangrar por que el hombre decide salvarse solo en vez de intentar salvarlos a todos.

De pie y en calma...

Un corazón en paz,  ningún sentido. Acaso, quién quiere encontrarse  cuando todos hacen lo mismo. Los sonidos de la realidad, el manto del grito azul, la fe vestida de carmesí no inquieta con sus besos desteñidos. Curiosa metamorfosis del pétalo, ser esquirla de una nube gris. Un atisbo marginal de la canción, ser el yerro de una vertical visión del mundo. De pie y en calma. A menudo,  los sueños se disfrazan de imposible antes de volverse realidad.

Mi corazón...

Sonreír,  abrazar la inmensidad del sol; construir con las hojas una casa para dos, o tres. Mirar, sentir que es la nada misma la vida sin tu piel, No alcanza mirar la borra del café para avanzar. En la ventana abundan las marcas, el miedo escribe su nombre pero en el peor momento la boca se subleva a la manada y grita su versión. El mundo no consigue, no puede  y yo tampoco quiero que encuentre lo que encuentra mi corazón en tus brazos.

Sentirias.

Sentirías miedo del miedo, si antes de huir del pecado no bebieras de su misma copa. Danza si estás seguro de brillar más que el sol. La esquirla del cristal que estalló  parecen luciérnagas adornando una noche cualquiera. Tu alma llora en soledad la necesidad de una compañía. Tejiste las alas con atardeceres frágiles, no le pidas a la pasión vivir una vida sin amor propio para ser feliz. Entre cuentos llegas al polvo, descansas en la falda del misterio. En la historia del hombre vive decentemente quién pudo domesticar a la bestia llamada soledad.

A la manada...

Fue una buena causa, no necesitó armas tampoco la tinta mostró lo que quiso, fue acción que noqueó a la indolencia. El público pedía sangre, más sangre, mas tripas sobre el escenario. Era penoso descubrir que el único que tenía corazón era el que lo estaba dejando. Mas sangre, mucha mas sangre, la aguda sensación humana que al mundo le encanta la humillación hasta que le toca. Igual mostró lo que quiso, lo que tenía ganas, con el último soplo pudo alejarse, casi muere por vivir en la pavada. "Los modelos se agotan por falta de amor propio e inteligencia" se lo escucha gritar desde lejos a la manada.