Durmió...
Durmió, se despertó, puso los pies en la tierra, mareado, fue hasta al baño después se puso una remera. Tanteo sus piernas, ya tenía puesto el jeans abrió la puerta, en un santiamén su locura andaba por la calle. No le dio importancia a nada, ni al ruido de la ciudad ni a su gente miraba para cualquier lado, evitaba la mirada indiferente las palabras desmedidas. Llegó a donde tenía que llegar, a dónde van todos miró sobre su espalda y con mucha tristeza pudo descubrir que toda su vida fue infeliz por que no se propuso nada.