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Mostrando entradas de enero, 2014

Desafiar al mundo...

Besó mi sombra y la luna, transformó en plata el néctar que salió de sus labios. Sus palabras envenenaron los pulmones, se ahogaban las excusas antes de la batalla. La guerra  sirvió para que las palabras mueran a merced de la noche, no teníamos nada que hacer y se nos ocurrió desafiar al mundo.

Cuando el sueño murió...

Cuando el sueño murió las flores despidieron a sus espinas, el reloj detuvo su marcha justo antes de las tres de la tarde. Los ojos vidriosos esperaban un suspiro del hombre para derramarse , en la soledad del verano y sus calles. Nada fue igual nunca vamos a serlo, nuestros pasos no dejaran las mismas huellas el horizonte  cada vez  se irá mas lejos. Cuando el sueño murió la tierra renunció al cielo el cielo renunció a dios y dios se quedó por primera vez solo. Se acabaron los poemas murieron las oraciones,  el punto final  lo puso el hombre cuando pensó que era correcto asesinar por la espalda al más débil.

Miércoles...(o cualquier día de la semana)

Otro miércoles que no te deja respirar, ni te ayuda a bancar las palabras del mundo. Nublado afuera  el gris llega al alma me siento tan cobarde, quisiera esconderme debajo de las sábanas, morir en la tarde para resucitar el jueves. Nadie se le planta, el compadrito con sus ínfulas toca la puerta para decirte que está mas vivo que nunca. Quisiera poder abrirle, tirarle toda la tormenta para que no vuelva jamás. Te come  las palabras te roba las lágrimas  te hiere sin poder defenderte. Gracias por nada quisiera que no estuvieras nunca.

Una llamada...

Era verano, el sol quemaba todo a su paso, hasta la esperanza de encontrar un poco de sombra. La luz estaba cortada, recordé que mi hermano le cambió el agua a la pelopincho y estaría bastante fresca a pesar de los  34ºC . Hice dos cuadras cuando recordé que había olvidado la llave de su casa; el seguro no estaba y siempre, me la entregaba para que chusmee ese departamento de dos ambientes, con un pequeño patio en la que cabía la pileta y dos macetas en las que plantó  semillas de tomate, a las que nunca se les veía una hoja. Cuando doblé de vuelta en la esquina para volver al trabajo, vi a una chica parada en la puerta. Cada vez que me acercaba su figura iba haciéndose más grande para mí. Anteojos de sol pelo castaño enrulado, su frente daba contra mi boca. Cuando la miré detenidamente observé sus labios carnosos, su remera blanca y su jeans bien pegado al cuerpo. Creo que por mis anteojos, no podía ver lo que miraban mis ojos. -Busco a Fernando Negro, dijo secamente

En éste planeta...

En éste planeta los invencibles son cascoteados  por los desposeídos, aun así se las ingenian  para parir una escusa que los lleve  cada vez más alto. Algún día el grito nacerá  de las entrañas, no será uno serán dos, tres, miles, ahí la utopía tendrá sentido. El mundo  es el culpable por cargar una mochila que no le corresponde, el cuento no calma la sed tampoco aviva la memoria; hay una lluvia que cae, nadie se anima abrazarla,  hay un desposeído que golpea  la puerta ninguno se arrima abrirle. El hombre hecho de fantasmas y carne, nunca habrá una especie tan desigual aunque por momentos algunos pueden valer la pena...

Mi propio encanto...

-Quiero nadar en los mares de la soledad ; por siempre en mí  habitará la noche y el día. -Busco la silueta mas adusta  de la luna, para  beber en silencio todo lo amargo que puede ser el mundo. -Has visto como la luz huye celosamente de sus labios? El infinito no está hecho para mí, las alas mueren  meciéndose en el bosque, después de una intensa melodía para un público terrenal. -Quiero beber el desencanto huir del aplauso no estoy hecho solo de luces, en la sombra puedo tener mi propio encanto.

No quiero levantarme...

Qué grande es mi cama cuando no tiene tu amor, el sol no tiene piedad con mi torpeza, es difícil levantarse cuando tu sombra no pasa por acá. Hoy no quiero levantarme. Quiero quedarme acá para recordar lo mágico que era verte dormir;  que el mundo luche  contra sus propios demonios tengo mi propia locura cada vez que te veo ir. Como es tu ausencia en cuatro paredes no cabe todo lo que siento, aturde el silencio a la conciencia ,  qué hago yo  hablando de vos, si ni siquiera vas a venir. Nadie me explicó como vivir  sin el amor, nadie me contó cómo a mi me queda todo el dolor. Estoy bien, voy a estarlo  hoy no tengo ganas de levantarme, solo eso.

A mis amigos...

Muchos han estado, otros se han ido  los que se han quedado esos, son mis hermanos. En mi cabeza  el sonido de una voz  que dice "todo está mal", afuera ustedes enseñándome a vivir  la vida  a nuestra manera, sin importar lo que digan. No necesitamos de una fe de papel, vivimos y morimos con nuestra propia filosofía,  jugarnos por los demás   sin pedir nada a cambio. Algunos se esconden esperan que pase la tormenta, ustedes nunca retroceden mis amigos. Vivimos a nuestra manera sin más fe  que en nosotros mismos, siempre para adelante con las lágrimas, la risa, sin escondernos en la batalla.

Bajo la lluvia...

Dispuesto a luchar contra los que  intentan  una perfecta puñalada. Mi guerra,  sonreír con ojos brillosos a pesar  de ser herido  cada vez que vuelvo a casa. Todas las noches mi voz habla con el alma, los secretos mueren antes que los bastardos puedan romper mi mente. Siguen ahí esperando un paso para golpear al corazón. Mi música  es mas fuerte en mi cabeza que lo que el mundo  quiere que suene para mí. Algunos quisieran ahogarme en el pasado, apretar esa herida que no sanará nunca, lo que le queda a mi espíritu los espera a todos danzando bajo la lluvia.

Su historia...

Cada quién con su historia. Dos caras, una para el mundo  otra para el interior. Las olas y su vaivén,  la magia del espíritu se apaga al compás  del último destello de la luna que morirá cuando roce la piedra. Un verso, un poeta  desangrado por sus propios fantasmas. En la arena,  un funeral silencioso desfila hacia el agua para bañarse de olvido. No hay aplausos los acordes se funden con el viento, alguno por despecho dirá entre sus dientes alguna rima, la noche pronto llegará borrarán las olas lo que el poeta ha querido de su vida.

Un domingo...

Un domingo, canción que habla de uno mismo el viento empuja los sueños  a la puerta de una mañana cálida, como el color del sol. Las calles están desnudas los ronquidos aún se escuchan desde la ventana,  ni pasos ni ecos, la noche ha hecho bien su trabajo ha sobrevolado de costa a costa mi corazón.

Condenados...

Si supieras cuánto le duele al sol no poder besar a la luna,  tenerla un solo segundo al frente no poder decirle nada, mirarla un instante perderla en un pestañeo. Y tiene que volver a empezar, la noche es el silencio la mañana es el eco el atardecer es el grito que se rompe en el cielo. Aún así brilla tan fuerte que quiere ver donde  duerme su alma,  todos los días el mismo rito para acostarse con la desazón de sentir que la vida no les da tiempo para sentirse. Condenados. Ellos están presos, un caprichoso universo les regala una ilusión mezquina,  para odiar, para amar para nunca poder olvidar...

Mandale saludos...

Venía por la calle más solitaria de todas, la más oscura, la que más árboles tiene en fin, la más sucia. Cabeza baja como siempre, no importaba si el mundo venía de frente, conocía cada baldosa de ese lugar. Hace un año, transitando esa vena que no tiene sangre, sentí un golpe muy fuerte, como si fuera una pared, cuando levanté la cabeza ahí lo ví.  Pantalón de vestir, camisa a rayas azules, sucia como su cara, barba de meses.  El hombre era flaco, pero lo sentí como si pesara cien kilos. Supuse que iba a decir perdón o un derechazo al mentón, pero en vez de eso hizo un ademán al bolsillo izquierdo de su camisa y sacó una tarjeta. Adalberto Ramirez, Abogado, Contador, Cortador de pasto y sobre todo amigo de Dios. -Qué se supone que es esto? -Mi presentación, sepa disculparme soy muy despistado. -Todo esto es usted, o hay que adivinar, respondí. -Soy todo eso y mucho más, hablaba al mismo tiempo que movía su mano izquierda en donde llevaba una botella de vino.  Soy abogado por

Quería que nadie...

Vino hacia mi  su inocencia no supe que hacer la besé tiernamente quedó inmóvil, desprotegida, como el pétalo en el medio de una tormenta. La  abracé tan fuerte como podía, seguía sin decir nada pero se escondía en mi pecho para tapar su timidez. Tomé su cara vi como se escapaban las lágrimas,  la besé otra vez, hasta que dejó de llorar. Pregunté que le pasaba me dijo que el primer amor no es para toda la vida. Partió con el atardecer a cuestas, ella  limpiaba con un pañuelo su cara, quedé quieto mientras el anochecer llegaba quería que nadie me viera quería que nadie supiera cuánto la amaba.

El viento trae silencio...

El viento trae silencio, mueve su pelo al compás del placer de una mañana nublada. una bocanada de soledad y, los pulmones se envenenan de promesas. La humedad  navega al compás de los pasos, una hoja transita la calle sin que nadie la detenga aunque temerosa, deja su huella en la acera para que alguien la busque cuando se pierda.   El sol teje su séptimo sueño mientras en la ventana una gota, después dos dan comienzo a la tarde.

Mi loca linda

Así te quiero mi loca linda atrevida, rebelde siempre con una sonrisa. Así te quiero caminando bajo la lluvia  sin paraguas para que las gotas muestren las grietas pero no las lágrimas. Mi loca linda te quiero fuerte para la tempestad no te derribe, soy fuerte con vos sin tu locura no soy nada. Quiero que sigas en la arena para que mi alma siga tus huellas, a donde quieran que vayan eso es lo que menos importa. Te quiero así: loca bi polar rebelde te pienso así por que no conozco  otra manera para amarte.

Sin piel...

Sin piel, no hay arcoiris ni pinceles tampoco grises. Sin piel,  no hay risa ni caricia, todo se reduce a un invierno que el alma conoce. Sin piel, los bastardos se alegran y las lágrimas saltan sin parar. Los segundos  mueren en minutos a la espera de las horas que  nunca llegarán. Sin piel, al  infinito  se le cierran las grietas es imposible llegar. Sin piel,  la noche lastima mi boca así como las estrellas lastiman el cielo cuando no pueden brillar.

Respirar...

Cansado de los sueños de beber del cielo las pocas gotas que llegan a la boca;  Pensé  en esquivar las piedras y sonreír  hasta perder la memoria. No funcionó. Tomé un auto, el poco dinero que tenía quise ir a un nuevo mundo, viaje por un tiempo conocí paisajes ruinas un sin fin de personajes;  pero todo viaje tiene un final. Frené  el andar dejé al espíritu estacionarse al costado del árbol en el que mueren las promesas,  sentí que se acomodaba las palabras, la respiración latía al compás del corazón. Comprendí que no es necesario irse lejos sino abrir la puerta para que el alma  pueda respirar.

Cada vez...

Libertad  en sus brazos sin ella no soy nada, solo un punto  al final de una oración que no tiene sentido. Las escamas se mecen al compás  de una tormenta de verano, la silueta se esconde en la lluvia de todos los días, el ruido tapa  el latido del corazón. Ya no se escucha tu voz ni tampoco la conciencia cada vez  hay menos huellas en la arena, cada vez  llueven mas espinas...

Contra la Corriente...

Calma. El tiempo pasa la vida es breve, las lágrimas perduran el dolor queda. Detente. Los segundos viajan  al compás del mundo menos humano, más superficial. La tarde pasa muere la noche el único instante  a los ojos del hombre es el amanecer. Las venas se hinchan los párpados ceden, Quédate quieto; hay un corazón podrido de latir yendo contra la corriente.

Abrazar al sur...

Quiero abrazar el sur estrujarlo en mi pecho bendecirlo con canciones para que nunca se vaya de mí. Siento el viento del norte  golpear  con fuerza en mi espalda pero me siento fuerte para ir  en contra de la corriente. Voy con los pies ensangrentados, dejando huellas en cada paso del camino, con la voz sostenida por un hilo bordando con piedras la locura. Ahí viajan las palabras en esa delgada linea entre lo terrenal,  lo infinito. Voy a sus brazos herido pero de frente, con la cara llena de marcas y el corazón dispuesto a entregarlo.

Vos y yo...

Vos muy, yo tan. Vos piel, yo espinas. Vos miedo, yo ganas. Vos certeza, yo idea. Vos cielo, yo sombra. Vos fe, yo dudas. Vos sonrisas, yo lágrimas. Vos todo, yo nada. Vos y yo. Hielo y brasa norte y sur viento y lluvia. La historia dirá de vos  lo que quiera;  yo quiero que me olvide su ausencia me lleva a la nada. Vos y yo. Luna y sol. Dicen  que se ven un solo segundo en el día  con eso les basta para quererse yo no quiero cuentos bastante tengo con tu adiós...

El arte del silencio...

Rozar la piel de la luna,  beber el viento nocturno hasta que el tiempo diga: Basta! Tocar las lágrimas olvidadas de la sombra dibujar en el aire lo que no pueden las palabras. El arte del silencio, jugar con la conciencia  al borde de un peregrinar  que no descansa,  ir a buscar sonidos a la memoria jugar asustar viejos fantasmas. Hay una barrera el cuerpo no pasa;  en el horizonte  un mar en el que los gestos  no viajan. Cuando los gestos se ahogan después de inundarse el alma es ahí  que vuela la mente  a un paraíso lejos de la carne y sus garras. Los árboles, las rosas tejen su misterio en el primer bostezo de una helada primavera. Yo quiero mi propio misterio lejos de tantas voces que hieren y no curan,  lejos del ruido que hace la ausencia cuando llora.

Eran dos...

Eran dos tipos con camisa blanca y corbata negra, pantalones negros, zapatos negros bien lustrados, eso sí. Yo estaba sentado en la puerta de mi casa contemplando con un whisky el infinito, eran las siete de la tarde y el sol empezaba a despedirse detrás del paredón. Eran dos, uno rubio, el otro morocho, ambos miraban mi rostro fijamente hasta que el rubio habló: -Precisamos algo. Ambos agacharon la cabeza. -No me interesa, respondí secamente. -Así te va ir mal, por que no escucha antes de prejuzgar? -No sé, no me interesa, váyanse al carajo. Caminaron mansamente, hasta llegar al lado de casa, tocaron la puerta, salió una vieja rubia, baja estatura. En este caso habló el morocho, cuando terminó la vieja fue hasta adentro y volvió con su hijo. El morocho hizo un ademán  y los tres pasaron por la puerta de mi casa. Ni siquiera miraron( yo en realidad no hablo con nadie). Mi cabeza empezó a centrarse en ese hecho, en los hombres bien vestidos; mormones o pastores lo que mierda sea

Enero...

Me levanté atravesado. Vomito las piedras de un miércoles, busco los zapatos para bailar en la calle. Sociego andar en la mañana el mundo dejó de interesarme con sus bemoles, los ángeles dejan sus lágrimas  marcadas para que no me olvide  que una vez, alguien me dio sus alas. La ciudad ronca, algunos tímidos encienden la radio nada nuevo bajo el sol. La sombra huye temerosa, un sorbo de café para que quemé las entrañas antes de salir a buscar al espíritu que tiene la manía de escaparse de los sueños  todas las noches.

Canciones...

Canciones que mueren en el suelo de una habitación podridas de no ver el sol. Se piantan las luces en la ventana, a lo lejos se escuchan mas voces que inteligencia, los sueños se vuelven cobardes cuando escuchan un ojalá. Es la cabeza  que gira por las paredes sin poder escapar,  no el corazón que hace tiempo  dejó de latir. El mundo nace  con cada acorde pero muere un poco también, como la luz de la luna en su último viaje al amanecer.

Seguir...

A seguir  bailando  al compás  de la locura, no detenerse en el sonido de la calle, seguir por siempre para siempre por que habrá un mañana, un mundo nuevo un cuento  para ser escrito.

9 de Enero- poema.

Vivimos con miedo en un mundo minado de  traidores, no hay un muro para escribir lo que el corazón quiere hay que tragarlo hasta que explote. En esa diminuta partícula  que queda flotando en el aire tal vez,  si alguien lo toma enserio, encontrarán el por qué de muchas cosas. Apatía por el sueño simpatía por cortarle las alas a la canción que habla de nosotros mismos. Prisioneros del cuento cada letra sentencia una misión  que no es nuestra; la tinta que corre en las venas fue la sangre que derramaron sin piedad por las calles. Una sola voz suena miles quieren silenciarla, el hombre nunca dejará la miseria hasta que pueda conquistarla.

sorbo

De un sorbo bebe toda la tristeza no camina por la tierra, deseo de volar por siempre. Baila en las sombras con una sonrisa que hiere de muerte al tiempo, es feliz dejo de sufrir hace rato. Qué importa esa lengua filosa, su piel resiste  cualquier puñalada. Dejó al desencanto su ira, un trago más para bailar desnudo al compás del murmuro  que tejen las estrellas. Mientras Los fantasmas siguen con sus lágrimas, él  ya no tiene conciencia  desea ser una hoja que viaja al suspiro de la luz y la oscuridad para siempre...

Botella.

En el mar una botella navega  sin prisa a los recuerdos, el amanecer abre un camino para que llegue a la costa. Tantas venas sigue sin romperse, a pesar  de la tormenta nunca detiene. La guerra suena a lo lejos pero la paz viaja en su interior como una canción de cuna, deseosa de dormir en los brazos de la tierra. En su interior  un mensaje  adornado de lágrimas, un grito que rompe la piel con la que se viste la melancolía, una utopía en la que nadie quiso creer por temor a una puñalada. Por años  reposo en millones de grano de arena sus latidos no llegaron a los oídos del hombre. Era un martes caminaba   en su sendero  dejaba marcada su pena, tropezó con la botella cuando abrió el papel antes de que se extinga en su mano pudo ver lo que decía: "Si vis vacare, antequam aliquid interius capiendam." * Si quieres ser libre, conquista antes que nada tu interior.

Calor...

Calor puto calor. Moja, delira, ahuyenta a las princesas vestidas con casi nada. Soles que molestan a los párpados en su andar. Bastardo inquieta  la siesta asesina el sueño en las noches nunca pide perdón. Calor,  puto calor. Se pegan la miserias a la piel, muere el deseo se extingue  en ese polvo que la vida te da  antes de decir adiós...