Luces y Sombras.

Ahí vas,  corriendo tras la novedad en vez de volar contra el viento para sacar músculos, y derribar las paredes que contienen tu alma. Quién te enseñó a mentir,  a regalar felicidad, a escuchar lo que otros quieren. Todo es tan perfectamente superficial que asusta... No olvido, eso es algo que el olvido no perdona. Como escritor despiadado,  el sistema,  escribe un final para que no puedas cambiar las cosas. Qué se vaya a la mierda. Hay un principio y un final, es cierto, pero el medio es todo mio, todo nuestro. Si estoy con una sonrisa es por que me fui a dibujar otro mundo, en otro lugar con otras normas.

Llora el cielo, Gime la tierra, el aire está herido por suspiros superfluos, se aferró a la caridad y dejó el misterio. Es como si la lágrima dibujara un sonido, Un eco que llega a la puerta y se queda ahí sin golpear, a unos pasos de la aurora. Nacimos de una soledad certera, sin embargo, cada vez más, enmudecemos. Somos el pétalo de una flor revoltosa. Resignar el Edén por la novedad, lo único que vale la pena es la música esos acordes, Contenidos entre cuatro mundos caprichosos.

Buscar el infinito aunque parezca cursi, bordear la locura sin temor de los temores ajenos. Ir para adelante a pesar de tener una tormenta como norte, creer que se puede  aunque alguien haya escrito injustamente que estás vencido. Caminar. Un paso, luego otro.  Sentirte vivo en medio de tanta muerte. Nacimos para buscar la gloria, esa,  la que no lleva aplauso, la que nos quita personas pero nos deja los amigos, las que nos forja el carácter pero no nos endurece el corazón.  Vivimos para ser felices, no se quién o quienes, dicen o diseñan lo contrario. Ve por la gloria. La que no se escribe, de la que nadie habla y muy pocos entienden. Por la gloria, por la gloria siempre!

Sali a correr perdí la noción del tiempo, perdí al tiempo. De tanto que perdí me di cuenta que me había olvidado del miedo. No sé en que kilómetro, pero ahogue los fantasmas hasta dejarlos muertos. Borde con zancadas cada costado del camino. Cada gota de sudor lavaba la culpa, también limpiaba el rostro. Lo llenaba de colores. Los duendes y su eco, las bestias de fierro navegan vergüenza. Cae el sol, la tarde muere, las luces se encienden, el pensamiento es el que corre ahora. Último suspiro antes de volver a la realidad, lo mejor de la vida sucede con los ojos abiertos.

Duerme niño. La canción es el abrigo al frío de la calle. Duerme en la piedra pero antes abriga tus sueños con una frazada de estrellas. Duérmete mi niño, el sol llegará a tu aldea y cada rayo de sol bendecirá tus pasos. El sol abrirá tus ojos para que veas al mundo frágil, temeroso y lleno de atajos. Duerme niño, velaré tus sueños con mis bostezos sepultaré tu fiebre con mis manos, mis brazos serán tu cuna desde hoy y para siempre. Estamos solos, nunca sentirás la mirada petrificante de la noche, ni los cuchillos filosos del silencio. Nunca te marchitarás, mis pechos serán tu néctar; serás la flor que crecerá en medio del desierto. Duérmete mi hermoso niño, mis lágrimas se mezclan con la lluvia para una canción de cuna. No somos pobres, ni ricos naciste para ser luchador en medio de tantos vencidos. Por  Fernando Ezequiel Negro 15-08-2017

Tendremos sed hasta que nos demos cuenta, que las gotas vienen del sudor y no del cielo. La excusas viajan a la velocidad de la luz, un montón de recuerdos llegan a tu voz. Sin quijote, no volverán a rodar los molinos de viento. En la entrada de la nada misma solo queda bailar, hasta que te duelan los pies, hasta ver la sonrisa del sol. De eso estamos hechos. De sueños y no insomnio, de fracasos mas que triunfos, de utopías mas que barro.

Abrir el sol, encontrarse con la luna. Cada final es, en si mismo, un nuevo comienzo. El peregrino llegó, siglos con la boca reseca; para encontrarse con una palabra, un nuevo camino que transitar. No hay hogar, solo huellas. Nada pertenece al hombre, solo el tiempo en el que habita, las circunstancias que nunca entiende.(Y tampoco vive) Cerrar la luna, para ver al sol. El nunca abre su alma, así nunca va entrar el misterio.

A fin de cuentas, el hombre no sabe que hacer con su libertad. La esconde, la suprime, la retuerce, la disfraza. Se traga cada letra y no vomita. Se arrodilla, se vende, La compra, La deja en el corazón de un discurso que no es propio, La dibuja en la baldosa con su baba, la escribe en los libros para después borrarla. Los imperdonables la llevan como bandera, los tímidos no se animan a sacarla, esperan a otro. A fin de cuentas olvidó vivir su libertad, y sino despierta, será un olvido que dure para siempre!

Llegaron a volar y volar cada vez más alto. Tan alto que no lograron distinguir si habían salido del espacio, o si se sumergieron en una nebulosa totalitaria. Entre pestillos oxidados, Alguien construye lo que tanta veces destruyeron, Sin paz,  con la cizaña de un crimen perfecto. Quién le hizo mala fama al jazmín? Van cada vez más atrás los recuerdos. El ala herida del ave fénix alcanza a tocar una palabra, una insignificancia para el ser moderno. Si vas a volar, vuela sin misterio. Un vuelo rasante para empezar para que a tu alma Se le vayan todos los muertos.