El destino del sol y la luna.
En el horizonte, el cielo hecha raíces en la tierra. También en tu boca, Eso solo me importa a mí y al momento que pasó. Mientras tanto, la silueta de tu adiós cada vez más difusa, enciende las luces de una noche que no se cansa de golpear la memoria. Se fue la tarde, el sol nunca podrá conquistar a la luna.