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Mostrando entradas de junio, 2017

Cuando no brota...

Cuando no brota, es inútil escarbar en el cemento. Que la pared permanezca sin pintar, Los sueños abrirán sus ojos otro día. El viento no grita, El silencio no habla, la sed no pide agua, las manos están estáticas de tanto aburrimiento. Un atardecer ensordecedor llega al alma, como las gotas punzantes de una lluvia de invierno. Saldrá el sol, hasta el infierno se cansa de ser siniestro. Creer mirando a la nada que la paciencia volverá, Desnuda, para susurrarnos al oido una utopía Que nos haga saltar por los aires.

Todo o nada.

Era todo o nada. Un movimiento tenue para llevarse el montón, o los bolsillos flacos después de vivir en una cárcel que alternaba luces y sombras. En sus ojos se notaba que la declaración viajaba como mil puñales a la poderosa propaganda filosa. Entonces comprendió, casi o tal vez como un dejavú que la ensordecedora soledad no enarbola banderas, pero meticulosamente gana batallas ante tanta soberbia. Los miró a todos,se levantó de la mesa y dejó de jugar. A veces, se escucha su espíritu a lo lejos, (Algunos lo sueñan) Peleando otras guerras sin mas cartas que sus ojos, desatando nudos, como única manera de buscarle agua a un pozo que deja las uñas ensangrentadas de tan vacío que se siente.

El cuento de la aurora.

Eternidad.  Viejo cuento de la aurora.  Suspiro vago del rayo de luz que rompe en el hombro de cualquier color de la mañana. Vives el tiempo suficiente como para escuchar tu latido,  desperdicias instantes maravillosos por una perpetuidad ficticia. El primer soplo del mar llega a tus venas,  robustece las costas de tu corazón envenenado. Ama cada porción de tierra que pisas, una sinfonía perfecta e imperceptible pasó por ahí  antes de que se vuelva piedra. Y entre vidas que no vivimos por pestañear demasiado; nos perdemos el instante maravilloso,  lo impredecible, lo que acontece:   Eso que hacemos mientras vamos andando.

Decadencia.

Decadencia infernal o celestial. Quién llegó primero al suelo manchó de sangre los pasos de todos los que vinieron después. La estrategia del amo para con su rebaño sin moverse del sillón. El ser humano quiere estar mejor y no anhela estar bien. Parece que la jaula lejos de oxidarse se hace cada vez más fuerte, y los pretendientes del daño cambian entre sí sonrisas y lágrimas, sea cual sea el color que eligen a la hora de jugar. El sol llega a cuenta gotas y no alcanza para desprender los ojos, obligándote ir al trote para hacerte malo, llenándote la boca de promesas para luego escupir vanidades. Mirar tanto al espejo te vuelve un opaco obediente de la miseria humana, Los iguales buscan vivir en el mismo cuento solo unos pocos intentan resistir en su propia historia, aunque ya saben el final.

Amante de la novedad.

Cada vez que suena la sinfonía la flor más hermosa crece sin necesidad del sol, eso es un suspiro desencadenado de un bosque que sin ganas de seguir, avanza. La utopía no necesita ser expresada, sino alguien que le enseñe a caminar. Todos los días la vida se viste con su avatar, tragicómica visión del grito sagrado. Dejamos de ir descalzos por miedo a las cenizas del ayer. Erase una vez un sueño pintado de azul, que llegó desangrado a tu boca por no abrirle de par en par las puertas del alma. Arrepentirse no oxida las cadenas. Tus metas mueren de sed en un desierto de estrellas. Algo pasa en la inercia de esta histeria, ojalá que tu yo y tu yo soñado se puedan encontrar.

Más de lo que creemos.

Una flecha desde el cielo, una piedra desde la mano menos esperada, una canción que no lleva nuestro nombre pero que al sonar habla de nosotros. La imagen permanente de los que se fueron, un puñal que llega de la tinta el pasado vestido de presente y buscando acordarse en los sueños para perdurar en el futuro. El lío permanente de la perorata infernal Que no nos deja ni dormir la siesta. Nosotros mismos, Atentando siempre contra nosotros mismos. Ir en busca del final, olvidarse del camino. Asesinar todos los días, a cada instante a nuestra imaginación llamándola «pobre». Rotular a los demás, olvidarse de la solidaridad. A pesar de nuestra fragilidad sin que nos demos cuenta, vos y yo estamos condenados a soportar más de lo que creemos.

Imperfecta

Alguna vez le dijeron al mundo que era un pincel desbocado, y en sueños, pinto la mas maravillosa obra: un rostro humano. Descontentos, los sabios en un cónclave de tilo, apabullaron con frases al creador, el mismo que los vio nacer en la ignorancia. Clausuraron sueños. Contemplaron la eutanasia de la palabra. Con precisión quirúrgica, dibujaron en su espalda una cruz y lo echaron al mar. Sin saber que mundo tiene alas, sin saber que el mundo vuela, Sin saber que el mundo solo rinde cuentas a la conjunción pretérita imperfecta del sol y la luna

No odies

No odies en lo que te has convertido. Cada segundo cuenta para salirse del lugar y oxidar las cadenas. Dos rostros tiene el camino, Y en ninguno de los dos La vida ha podido descifrar tu nombre, todavía... Sobre el hombro del segundo pesan siglos de soberbia, pero las nubes no han marcado con heridas lacerantes tus manos. Tu naturaleza rompe el frío del puñal con recuerdos. Vivir no es una condena, olvidar si. La noche vive desbocada en cada letrero, mientras tanto dibujamos juramentos antes de dormir, por que despiertos somos tan perversos que asusta hasta la canción que una vez habló de nosotros mismos.

A contramano

Vino pidiendo perdón En esa cadencia con sabor a carnaval. Eran burbujas de valles uniformes, Regalo de una grieta marcada en una avenida perdida. No tiene nada de malo bostezar al sol, ni mostrarle una lágrima al instante. Una brisa escapa del tumulto, riéndose a carcajadas mientras va camino al exilio. Abril fue un abrazo tibio, una canción de cuna insospechada. Entre ecuaciones de colores opacos, El hombre ve como se pierde en su propio mapa. Llega la tormenta, réplica del intruso protestante. Era escribir o morir, sucede que a veces, la tinta corre a contra mano de cualquier latido.

Síncope

En el síncope de la ventana los murmuros chocan entre sí. Afuera hay una libertad engañosa, una ley aletargada en el simposio de la esquina. Un pequeño manual para no perder la sed, pero todos están con la boca blanca. La basura está dispersa en el aire y sin querer se forman gotas, en cada patio hay una rayuela ingobernable, un solitario dispuesto a dar la última batalla, hasta la próxima versión. Algunos espían por la cerradura, escriben en la puerta y lamentablemente cierran los ojos demás, cuando solo deben vivir..

No sé...

No se si ir o venir, balancearme o permanecer inmóvil. No sé si cerrar los ojos O emular al sol en invierno. En este momento la mañana frena su ascenso, perdura en la bocas frescas el aroma a eternidad de los cuentos. En las ventanas empañadas hay historias, bocas pastosas y dormidas parecidas a un eco, Acordes, puños que vienen de una silueta gris, caminantes que lloran para darse cuenta que no están muertos. Ir o venir. Perseguir la melodía de la utopía, es permanecer inmóvil o estar en franco movimiento? No sé. Vivir es intentar despegarse del miedo.