Una tarde cualquiera
Miro por la ventana, el viento rezonga y empuja las hojas, los autos rugen de más y la tv no tiene nada para decir. A veces sin pensarlo, brota de la tarde un abrazo como un exilio de la locura. Las estrellas están desesperadas por salir de mi boca. Escucho a la barbarie suplicarle a la vida, a los necios esconder en otros sus mezquindades. Huyo de los que gritan PAZ, por que en el fondo aman la guerra. El sistema está famélico de amor, nadie se da cuenta. Por seguir los mismos caminos, las almas nunca sabrán lo que vale la pena...