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Mostrando entradas de septiembre, 2017

Vivir el camino...

Siempre sabrás a donde ir, a donde volar, en que tormenta pintar un arcoiris, en donde enterrar una ilusión para verla traducida en la más hermosa flor. Antítesis del destino. No escribes nada, la nada misma teme a tu boca, a tus brazos, a tu silencio... El que te quiera que te busque, pero que antes se saque las espinas. Es hora de abrir las venas al sol, la fe al horizonte. Última llamada para cerrar las heridas del pasado,  las ganas de ser otro, husmear en la conciencia ajena, desgasta cada vez más la nuestra. Siempre sabrás quien eres, si dejas de buscar metas y vives el camino.

Un arcoiris...

Uno jamás mira la misma ventana. Los colores están ahí, destiñen el muro que no queres romper. Humedecen las bocas resecas de tantas estupideces. No somos los mismos. Después de la primera vez, nos dimos cuenta que no existe el infinito. Ni siquiera escuchamos esa música para bailar, para danzar, pretender abrazar la inmensidad. Queman las promesas en las manos. Se puede huir del destiempo, abrazar un arcoiris cualquiera aunque elijo el que me da todos los días tu boca.

Uno...

Les importa apagarte mas que encenderte, enlutarte antes que dejarte brillar. Curioso el hombre, le interesa el triunfo mas que el camino. Algunos no les importa, algunos velan demasiado al muerto. Algunos aman el aroma a jazmín, dibujan cruces de cemento para que otros las amen. Centavo mata palabra andamos convenciendo, pero sin convencernos a nosotros mismos. Nadie fía si primero no hay confianza. Entre tantas voces se escucha un "me quiero", me quedo con eso. Toda historia tiene un principio y ese principio es en uno mismo.

El éxito...

Derribo las paredes que por tantos años construí, dinamito los cimientos que forjaron quien nunca debía ser, tapo pozos que ni el eco traspasa, abro puertas, aunque todas las llaves están oxidadas. Me pierdo por que me canso de encontrarme, y encuentro lo que siempre quise. Me hundo en la oscuridad por que está la luz, la que ilumina de veras. He borrado tantas veces que el lápiz no escribe, escribo en el aire por que el viento es el único capaz de revolearlas para que caigan donde  vale la pena. Lo que dice ya no dice nada, lo que antes daba pena da gracia. Los estúpidos sueñan con ser sabios, los sabios mutilan con su propio fracaso a los estúpidos, los polos disparan su soberbia, y así, en el medio, nunca cae nada. Me hundo en el sol son las tres de la tarde. Busco en las encimas de la gloria una bocanada, la única clave de la vida es no aprender nunca lo que significa el éxito.

Esa boca...

Esa boca grita simpleza, está anclada en la simplicidad aunque sea sofisticada. Yo no la quiero para mi, la quiero para el mundo. La sigo, me persigue, nos encontramos en ese impas del viento antes de la lluvia, la realidad viene cuando empieza el quinto sueño. Resigna su descanso en la madera, revolotea en las paredes de la casa, sin piedad al instante enfunda las estrellas, para dejarla en las manos de quién las necesita. Esa boca, esa historia, presente en búsqueda constante de una hazaña, La que vale la pena después de mil noches sin ver al sol.

Olor a odio...

Llega la calma. Se queda. Parece que no tiene ganas de irse. Al oído me dice que no se va ir nunca. Pasan los minutos, transformando en horas  la velada fascinante. Como instantes congelados llegan los recuerdos al presente. Un acorde imperceptiblemente perfecto llega a mis labios, balbucear es el mejor dibujo que recorre el hogar.  El silencio dice,  tiene un mejor discurso que el hombre. Me quedo acá, sin hacer ruido. Escuchando al más allá y al más acá unidos. Afuera hay mucho olor a odio, todavía lo soportan...