Luces y Sombras.

 Tantas cosas se me ocurren, quizás la fe intacta en el presente, besé su boca con sabor a vino, ella beso todos mis miedos, no tenía en ese momento otra cosa. El mundo es un huracán que se hace suspiro en su boca.

Sé de un lugar donde se mezclan los colores del sol y la sangre,  la lucha es constante. Ese es el lugar donde la pasión no descansa, ahí el infinito ríe con el mar. Ahí uno puede gritar  para auyentar los demonios, la risa y el llanto son escudos del arte que adorna sus calles. Sé de un lugar donde los colores del sol y la sangre se mezclan con el instante, con la belleza de su gente, ahí el mundo se va a descansar, ahí está el oasis,  para los que viven caminando en el desierto.

Caminé por los rayos del sol, descalzo bailé en el arco iris, aulle  con los lobos sin descanso,  en la primera estrella. Algo sucede, el tambor suena más de la cuenta, no es una lucha  la que viene de frente ni una batalla lo que se avecina, la paz en el fondo es una guerra que arrepentida.

No todos los días se puede estar en clave de poesía, ni ir hasta el infinito con las palabras, tampoco se tiene fuerzas  para levantar la armadura  y defenderse de la pavada. Hay momentos en lo que en carne y hueso el viento viene con sus cuchillos desafilados para herir el presente. No siempre vas a poder dice con vos grave la conciencia, hay silencios que no los puede cubrir el mar.

Cuando llueve me gusta abrir las puertas, las ventanas, impregnar el hogar con olor a tierra mojada, con historias que nadie saber cómo llegaron aquí. El repiquetear de tambores, el silencio de la siesta interrumpida tibiamente por los ladridos, el orgasmo cuando la mirada se pierde  y es capaz de traspasar la cortina.  Ojos vidriosos traslúcidos en recuerdos, respiración en calma, cerrar los ojos es cederle el presente al espanto.

Hay tantos enemigos como granos de arroz en una bolsa, son un desierto sus bocas, en la quinta resaca  todos se dan cuenta que la verdad es un espejo. En el amanecer, al quinto rayo de luz, dios se prepara un café se lo nota muy cansado. En la primer escama que el momento le puede sacar a la noche, se escucha decir " te quiero"  con lo que le queda de ganas. Los diarios son un compendio, de la silueta mágica de la pavada. Al cerrar los ojos el universo achica su historia  desorienta la noción de uno mismo, la luz es un orgasmo del silencio bendecido por la oscuridad.

Abrazo el olvido para siempre, no quiero huellas. Tampoco calles ni monumentos, nadie se atreva a traer mi nombre, lo consumí. Odié  lo suficiente como para saber que no sirve, amé demasiado no lo  suficiente conmigo. Calle tanto tiempo, tiempo en el que podría gritar  para salvar a otros,  que si valen la pena. Abrazo el olvido,  ambos,  respiramos el perfume del jazmín  que tu mano tuvo una vez,  y una vez  en tu mundo,  vale para siempre...