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Mostrando entradas de noviembre, 2020

Consigo misma.

 El tiempo pasa, los instantes agotan su paciencia, nadie quiere salir, prefieren encerrarse, aislarse en la parte más parca del ahora. Los demás colores, se fueron del arcoiris, a un lugar desconocido  y que nadie quiere conocer tampoco. Es cruda la verdad cuando aparece  rara vez ante los ojos, frívola cuando se lleva  lo que queda de nosotros, a su propio Edén, dos por tres en la cita de una persona consigo misma.

Será verde...

 Van entre sueño y sueño en su lucha por un mundo mejor, con iguales condiciones para todos, por que este mundo tan desigual que ni siquiera la desigualdad resiste. Tiene eso, bastardos que no dejan tocar a nadie tocar la gloria, asesinos de la palabra, homicidas de almas, miedosos de las utopías de carne, de los sueños de barro. Se va a caer y cuando pase, no solo los pañuelos, ni los titulares, ni las calles,  serán verdes; lo serán las almas y un mundo así  si que va valer la pena...

Mismas máscaras.

  Quieren saltar de un lado a otro  Suspiro tenaz entre tragedia y comedia.  Actúan todos con la misma ropa,  máscaras, idénticas lineas. Las letras borrosas de un manual que todos saben de memoria, aunque nadie se atreve a cambiar. No están cansados de ver la misma obra,   los  personajes? Ojalá tengamos la valentía de cambiar la trama aunque tengamos los mismos actores, el mismo escenario y las mismas máscaras...    

Hasta acá...

Llegamos hasta acá, pero el acá abrió una puerta, apareció un camino tan difícil como el primero. Llegamos hasta acá, otra vez y abrió mil caminos más; cada respiro era un mundo pero valía la pena caminar. Siempre vale la pena. No fue suerte, o tal vez si, que se yo. No será la suerte un orgasmo del misterio?

Libertad...

E n el viento, en la parlante y soberana virtud del silencio y sus demonios  para domarlos; ahí estoy en la sed eterna  de un corazón cocido a besos a veces, otras tejido con heridas. No estaré nunca en el diario del lunes, ni en la tinta oscura con la que los soberbios tejen sus deseos. Han dicho y han hablado cualquier cosa, nunca nadie dio en la tecla. Todos hablan de la libertad pero nadie sabe como vivirla.

Tejido de cartón.

 Entre vos y yo  hay un mundo, tejido por nubes de cartón, soles de terciopelo, lo separa montañas de viento y un insoportable aroma a jazmín. Aún así resisto, me planto en la lontananza del tiempo te regalo mi vida  y espero tus silencios para devorarlos como una revolución, esa que sueña sin cansarse de soñar que se puede vivir una vida lejos de vos y en un instante morir en tus brazos.

Con poesía...

Con que otra cosa  se puede llenar un vacío  sino es con poesía? Con que otra arma se puede enfrentar los demonios, las dictaduras, el desamor sino es con versos? Con qué otro elemento puedo discutir frente a frente la imperfecta perfección de tu alma, sino es tejiendo prosas  para que las abrace tu impaciencia? Acaso seguimos discutiendo la importancia de la poesía? Yo la dibujaría en las paredes, en las esquinas,  en la frente en cada lado que se pueda. Con qué otra cosa se puede hacer mas soportable esta humanidad, sino es con poesía?

Por un rato...

  Al final, cada latido, cada paso, cada acto de amor, cada acto heroico,  cada poesía, tiene que ver  con el sentido, la esencia  la virtud, el destino de sentirnos vivos. (Aunque sea por un rato)

En la mesa...

  Las cartas en la mesa, no se trata de fe, ni de esperanza, solo queda esperar la jugada diablura certera del que nunca habla. El mundo se reduce a este trance, mientras el afuera  calcula con gran disparate, como si frente a un espejo pudieran confesar su yerro. Cada instante es un juego, y el futuro no es mas que un saldo, entre parir utopías o quedar lamentándose eternamente por el resultado.

Miedos, hablemos de miedos...

El miedo al otro, al lenguaje inclusivo, al amor, a la revolución feminista, a vivir sin medios, a querernos como somos, a cambiar.. Miedos, hablemos de miedos. Miedo a caminar solo en una noche, al fracaso de no ser vos, miedo a la lluvia,  a que el amor no nos haga, al frío que llega como un puñal, al sol que quema desde temprano, miedo a morir, a veces a vivir. Miedos,  sigamos hablando de miedos. Miedo de enfrentar a  un sistema desigual que promueva el "sálvese quien pueda", a esos cuatro o cinco que manejan todo mientras en el medio,  el resto piensa y siente como basura. Miedo a parecerse a los ladrones, a defenderlos, a jugarse la vida por ellos, para esos somos sus inútiles. Miedos... Miedo a escribir, a sonreír, a llorar para limpiar la mierda que llevamos dentro. No son demasiados miedos? Ojalá sepamos caminar con el alma desnuda sin que nos deje de importar  lo que verdaderamente importa...