Tu fortuna...
Tu fortuna, mi desgracia me siento desnudo bailando bajo el sol sin poder encontrar un poco de sombra. La siesta teje su riqueza al compás de la desesperación, nadie respeta el peso de la cruz que lleva en su espalda. Una mano, no tapa tanta desesperación bienvenidos al lugar donde las cicatrices valen, nada... Vengan, sirvanse con gusto aunque en el fondo saben que poco podrán llevarse del alma. Soy prisionero de una ilusión, no me animo a romper los barrotes por que del otro lado hay un paraíso que agoniza lentamente como la tarde, y si la tarde muere yo quiero morirme en sus brazos también