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Mostrando entradas de marzo, 2015

El orgullo.

No necesito correr tras las agujas del reloj ni sentir el viento golpear la espalda suspirar lejos de lo ortodoxo me basta, conquistar a la bestia de vez en cuando. Lejos de estar en el punto ni detrás de una misera coma, escribo mi propia historia lejos del polvo que oxida al papel. Una a una las miserias irán pasando los sueños mueren si renunciamos a ellos, has visto al sol desencajarse ante el atardecer aún sabiendo que morirá en los senos de la luna? El orgullo,  el orgullo por la libertad nos mantiene a flote; si pretenden encontrarme sepan que estoy en el antónimo de la muchedumbre.

La mirada

No tienes nada que mostrarle al mundo, juega a surcar horizontes con tus sueños el sol nace para morir al atardecer pero tus brazos pueden sentir la brisa. Poco tiene valor para el presente, el pasado oculta el llanto del orgullo en una ciudad sin nombre,  sin mas piel que arrancar. Las cadenas aun oxidadas  esperan tu muerte, tu esencia vale más  que el show de miles de máscaras  gritando a tu alrededor. Se el aire que no muere e impregna de utopías la mañana, duda, luego existe pero nunca bajes la mirada.

Por qué?

Por qué vos,  por qué yo por qué en definitiva  no podemos ser todos. Por qué la luna, por qué el sol por que no podemos encontrarnos en ese segundo eterno para los astros. Transitar los mismos caminos nos hace hundir en la huella, el firmamento tiene tantos senderos que nos pueden llevar a la libertad. Vos y yo, nunca sobre vos, la diferencia está para que seamos inteligentes no cada vez más estúpidos. 

Mis lágrimas.

Ilusiones, mambo de luces solitarias despegando de la sombra. Otra vez, apareció tu mueca la lluvia no pide permiso ahora. Soñar que vas a venir cuando no te fuiste nunca, quisiera entender al silencio pero la aurora nunca pudo encontrar un hogar. Llega el sueño, ni los brazos pueden contener el misterio soy la estrella protectora de tus miedos aunque no pueda vivir con mis lágrimas.

Nunca Más para mí.

Cesó la luz, vino el ocaso no se escucharon palabras se sintieron disparos. Bestias de hierro borrando rayuelas, silenciaron gritos compraron conciencias para sembrar el espanto. Cuántas ideas murieron, recuerdos que transitan en la calle y sin nombre. Vinieron por todo pero no pudieron llevarse la memoria. Somos los hijos del nunca más, la antítesis de los sueños truncados, la bandera bien alta de los que ya no están pero sabemos que en el fondo siguen estando. Somos el compromiso hacia el futuro sin olvidarnos del pasado, somos el presente  las venas de un árbol dispuesto a morir de pie.

Astilla...

Diminuta astilla de una estrella. Vino,  tocó el firmamento, estalló la locura. La tierra quiso abrazarla, pero ella misma fue estrujada, permaneció ciega sin saber a dónde ir. No quiere escapar, anhela permanecer en la luz difusa, en realidad hay cuerdas que desatan. La ortodoxia humana escapa a los pequeños gestos de grandeza,  mira con otros ojos la bondad con la que el silencio seduce a la miseria.

Casi sin piel...

Casi sin piel, con la desmesura del minuto  que nunca llega, recuerdos que van dejando de respirar detrás de los barrotes oxidados, acordes que repiqueteaban suavemente cuando el alma dejaba el cuerpo. Susurra la soledad en la espalda del misterio, la locura quedó pasmada, lágrimas que gritan sin ser percibidas  por el entorno. Quién fue? Quién pudo haber sido? en la puerta quedó el pasado dispuesto a ser eterno. El futuro cruzó la linea huyó despavorido el olvido, el universo está de luto murió el amor aunque no haya fenecido el cuerpo.

Primer y único amor.

Tenia el miedo torcido  la vergüenza arrugada, La voz serena, La conciencia apagada. Era un despropósito Para el propósito mismo, Se fue sin ser visto Desamparando la inocencia que tanto lo amaba. Lo primero fue una mueca, le siguió una risa, Dibujaba un mundo al costado del arco iris ahora la ilusión se desentendió, la palidez quedó sola. Todo es dolor, No basta golpear al viento Para calmar la angustia, Si así es el amor La princesa prefiere vivir sola.

Luces y sombras...

La mente es perversa, pero a veces busca nuevos caminos que no lleven al anterior. Luces y sombras, la esencia navega por lugares insospechados antes de caer. Días de sol mezclados con lluvia, una cicatriz viene antes que la herida, los pensamientos saltan antes que el cuerpo cuando recibe una caricia del precipicio. No hay para siempre en un hasta luego, en la espalda no caben mas promesas el hombre es un pérfido bocado de una desesperación que enamora. Buscas las migajas del sistema en un putrefacto callejón sin salida, mientras tanto, desde lo alto,  un concierto canta una historia, no es para mí. Nosotros estamos aquí, perdedores para el mundo vencedores para nadie, no buscamos la flor queremos volar impregnados del misterio.

Corté el tiempo...

Corté el tiempo para poder respirar, mordía los labios quizás el dolor  podría guiarme por nuevos senderos. Nunca descifré los bemoles del bullicio, quise refugiarme en las sombras del silencio por qué toda luz arrastra a la oscuridad, demasiadas palabras asesinan los sueños. intento encontrarme arribo a cada lugar donde una vez estuviste, las cenizas se enfrentan al viento para morir pisoteadas en la calle. No existe el verso perfecto, tus labios maduran una inocencia perversa no hay sinfonía, la música murió en sus ojos sin pensarlo.

Bordar estrellas.

Bordar estrellas, ir a lo desconocido el alma pide a gritos una luz al final. No hay nada simplemente unos ojos negros, desazón al saber que la indecisión cortó sus alas. Las agujas del reloj como olvido que suena en punto, la piel es un adorno para un espíritu impávido doblegado por la rutina. Añorar el jazmín el perfume se fue con el recuerdo, no hay edén para el penitente solo caminos cansados de ser pisados.

Tengo todo para perder...

Tengo todo para perder, supongo que lo tenía merecido quería tenerte a mi lado te esperé demasiado tiempo. El humo condensa la desesperación, el sistema hiere una vez más la piel, sin darme cuenta las horas pasan, las lágrimas quedan. Ya no puedo distinguir, si me acosan fantasmas o poemas, las horas pasan, labios congelados al compás de las estrellas. Cómo se puede vivir con sed, tenía merecido sufrir así no puede la espina vivir sin la rosa, no puede el corazón vivir sin tu alma.

La espada...

La espada puede abrazar la luz mientras el horizonte persiste en su llanto, cuando nada queda,el principio es algo; mi boca  no quiere enmudecer. Cantar,  ensanchar la voz hasta liquidar al silencio, nada de lo que fui  me ha dado tantas fuerzas como el presente. Ninguna estación está de más, viajo por las nubes por que los rieles han sido dinamitados, la soberbia piensa que lo tiene todo. Llegar a dónde nunca estuve dar la vuelta, volver cuántas veces quiera sin dejar huella,  volando,  como siempre quise...

Me dice que siga...

La espada oxidada penetró la carne, el viento sacó de raíz el alma las estrellas apagaron su sonrisa, aún así escucho una voz, me dice que siga. El fuego quemó la hoja, la historia nunca será contada un silencio penetra el murmuro, aún así escucho una voz, me dice que siga. El pasado tarda en llegar, la fe duerme, nunca despertará no hay nada para creer en éste mundo; aún así escucho una voz, me dice que siga. El último recuerdo fue pisoteado, la canción dejó de sonar poco a poco, no queda nada, ni siquiera para sufrir, aún así escucho una voz, me dice que siga.

Siento sin vos...

Siento sin vos  una espada que penetra el alma, llega al orgullo para convertirlo en lágrima. Con sigiloso prejuicio baña la parte más azul de la infancia, luego muere en un eclipsado orgasmo forma parte de la nada. Sin vos no escribo simplemente se van de viaje las palabras, sin destino, no hay una huella para que mi ceguera la siga. Extraño los abriles contenidos en las manos, las estrellas que nacían de tus besos. El sol dibujaba en la ventana una sonrisa, mi recuerdo te extraña desnuda  comprimida en un rayo que traspasa la sábana. No hay días, ni siquiera  horas encerradas en minutos efímeros el presente es un silencio eterno ya no queda el ruido de tus pasos, ni el sonido que hizo al cerrarse la puerta.

Si con corazón...

Seguiremos adelante por cabrones,  por testarudos nadie nos puede parar salvo nosotros mismos. Somos una especie en extinción creemos y luchamos por lo que vivimos, no nos asombran las luces sabemos que del polvo venimos hacia el polvo vamos. Seguiremos con el cansancio a cuesta, con la piel curtida ante tanta indiferencia, transitamos sin viento en la espalda con la ilusión latente que al final del camino, nos espere la gloria para darnos un abrazo. Nos llenan de heridas el cuerpo pero no pueden llegarnos al alma nos pisotean hasta el hartazgo, nuestra miseria ha sabido superar su orgullo. No son reyes ni dioses son seres humanos, ponen piedras en tu camino les fascina dibujar en tu rostro el fracaso. No van a poder, aprendimos a vivir en el barro sin armas en la mano pero si con corazón...

Algo mejor...

No buscas lo que encuentras quizás por enfrentar al sol, voces que te dejan sordo resiste el viento porfiado y soñador. No lo puedes hallar, la brújula se partió en mil pedazos, ahora tus pies son las agujas que suenan en un camino partido por la indiferencia. Piensas, sueñas te topas con un  déjà vu, abraza tu conciencia  te deja caer en un colchón. Quizás lo encuentres,  tal vez nunca te puedas topar con él acaso por no estar escrito, o por qué sin darte cuenta encontraste algo mejor...

Vale demasiado...

Mentís muy bien, hasta el hartazgo, simulas no querer a nadie para que al final termines queriendo demasiado. Abre tu mente, el mar está atrás la tierra es un inmenso arcoiris libre de una tormenta que devoró tu pasado. Llora cuánto quieras, ríe, tu alma necesita respirar, todo lo que en tu interior brilla  vale más que oro. Celebra, el amanecer espera tu cansancio, para cobijarlo, Velar por él; tu corazón vale demasiado, al menos para mí…