El muerto...

Le cortaron las alas,
aún así el muerto
pudo volar,
volar cada vez más alto.

No le importó la soberbia
ni tampoco los cachetazos del viento,
abrió sus brazos
se dejó llevar por sus sueños.

Aún en su melancolía
seguía con la sonrisa a flor de piel,
el muerto le enseñaba a los vivos
como diablos se debe vivir.

Y sentir...
Los vivos no sienten, 
permutan memoria por olvido,
engañan y se engañan
escribiendo una historia sin huella.

Quisieron asesinarlo,
pero no pudieron apagar las estrellas
ni cambiar de colores el cielo,
el muerto estaba muerto para éste mundo
por que pudo inventar uno
en el que a pesar de todo podía ser feliz.





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