Ganas de amar.

En ese misterio concebido 
por la inocencia
fuimos mas que la sombra nacida del mar.
Oh!
Nos libramos de la piel, 
del tiempo
y la moneda.
Ojo de lobo, 
boca de cordero.
En los temibles caminos del bosque,
su luz abrasaba los instintos.
Aunque el eco del dolor 
transforma la pasión en piedra,
brotamos del cemento.
Estamos, 
con nuestros corazones en la niebla, 
con la poesía,
con los sueños que viajan por las venas
para gritarle al infinito 
que el olvido se muere de ganas de amar. 





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