Cuento...
Miró a su lado
nadie movía un músculo,
ninguno hizo un gesto
todos dejaron
que castigaran su cuerpo,
hasta que brotara sangre.
Como pudo
levantó su alma del suelo,
cabeza baja
para una tristeza
que clava en el pecho
mil veces,
la desilusión.
Los demás lo veían
arrastrándose por el sendero,
nadie dijo nada
nadie hizo nada...
Una vez,
en una esquina oscura
alguien habló de revolución,
solo uno
creyó en ese cuento.
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