Para los pobres.

Para los pobres hay un rincón de balas, 
de dardos estimatizantes, 
de discursos violentos, 
de tristezas sin marchitarse.
Para los pobres hay una sola vereda,
ninguna pretensión de mirar al cielo, 
mucho menos un par de alas,
mucho menos un lápiz para dibujar sonrisas.
Para los pobres toda la miseria,
toda la culpa, 
todas las deudas, 
el dolor,
la furia.
En cambio para ellos todo,
las calles,
los ríos,
la tierra.
Los besos,
el amor, 
el día,
la noche.
Para los pobres las espinas, 
el silencio.
Se quedaron con el horizonte;
nos quieren sumisos, 
somos prisioneros de sus placeres.
Nosotros estamos en este rincón, 
aquí en ese efímero suspiro, 
soñamos con el despertar de la utopía,
lleva mucho tiempo acostada en los sillones.

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