En el medio.
En el medio
aparece,
de a poco,
tu mirada.
Luego el viento,
para mover tu pelo
al compás de las hojas
que le sobraron al otoño.
Uno ya no sabe
si son los tambores
o el corazón que acelera sus latidos,
pero tu boca está cerca.
Enternece el frío de julio,
el aroma a café del bar de la esquina.
Pero la memoria se quedará siempre con tu pelo mojado,
con la luz de la luna
que se escurre por la ventana
para mostrarle al tiempo
lo hermoso que es el destiempo de besar tu piel desnuda.
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