Resultado.

No existe 

un atardecer tan perfecto como tus ojos,

ni tormenta tan insurgente 

como tu alma.


De tanto saltar en el tiempo 

caigo en abriles sin colchones de hojas,

en vacíos de una memoria 

que no llena el silencio.


Las heridas son mariposas, 

vuelan caprichosamente sobre el último beso;

ríos de espinas de bordes filosos,

última resaca de la noche.


El amanecer es un capricho del arcoiris, 

pero estoy de pie, como siempre.

Juego a la esperanza todos los días, 

pero la vida ya sabe el resultado.










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