Ataduras.

Ni las ataduras al pasado,
ni la benevolencia del presente.
Adelante,
acompañando al tiempo
como una canción que terminará
o el latido de un viento devenido a una lágrima nacida de la paz
de un par de ojos cansados,
pero satisfechos de tanta lucha.
Ya gritamos lo que teníamos que gritar,
nuestro camino es el destino de las almas bañadas de rebeldía.
Si somos capaces de odiar somos capaces de amar en consecuencia.
Lloré, 
regué la tierra con promesas,
insulté en todas las lenguas posibles,
impuse ideas en vez de liberar utopías.
Ahora el silencio habla...
Aunque el mundo camina al precipicio,
nunca detendrá mi sonrisa.


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