La Salida...

Preguntas sin respuestas y,
 viceversa.
Tantos charcos pisados
en una calle donde dios 
no llega con sus palabras.
La silueta de la mañana
viaja sin rumbo por aquella 
despiadada huelga de sentidos.
Labios partidos por el tiempo,
nadie pidió venir al mundo
nadie quiere irse,
en el mientras tanto
todos sueñan con ser inmortales
en una historia que la escriben otros,
no ellos.
El deseo de un cuerpo
se somete al silencio
antes de ser herido por la espada,
preguntas
más preguntas.
Si somos aire
por qué morimos en un suspiro,
si somos carne
por qué es más fuerte que el espíritu.
Veintiocho letras,
ninguna habla de tu historia
tampoco de la mía;
somos preso de un impulso
que se agota 
cuando creemos haber encontrado la salida...

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