sIGO...

Sigo mirando al mundo,
a través de un espejo,
sucio como la conciencia
de los que perdieron la memoria.
De un golpe se vuelve al mundo,
caminar hasta la inmensidad,
me lleva por las calles,
en la que la gente no  importa
nada,
absolutamente nada.
Escucho los ruidos de los autos,
la gente huye, sin saber a donde va.
La mente viaja sin hacer comentarios,
sin dejar ninguna huella en la calle.
Si la inmensidad me espera al final de la calle,
no lo se,
tal vez la sombra que aguarda al costado,
consumiendo el cigarro,
tiene un rostro familiar.
Sigo el compás de la música,
siento las alas,
para ver de arriba
como la soledad,
es un aura que rodea
la cabeza de aquellos que nunca creyeron en si mismos.






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