Última mano...

Última mano.
Maldito destino, 
tres cartas bravas, 
para una jugada sin fe.

Y que queda por decir?
El tiempo, 
vapuleó la franqueza, 
la mentira aun sonríe, 
en la espalda del caminante.

Nada nuevo bajo de la luna, 
sus lágrimas golpean el techo, 
un paso más hacia la sombra.

Tres naipes,
manos gastadas, 
ninguna puede tocar el silencio, 
los brazos del árbol, 
yacen, 
al borde del camino, 
cicatrices profundas,
acompañan a la vida...

Mariposas negras, 
vuelan alrededor de la conciencia, 
hubo un tiempo en que el azar, 
favorecía tenuemente a los perdedores...







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